Floridentes

Saturday, November 18, 2006

Frente al espejo

Todos. Todos los mezquinos descienden de dioses. Desde la Casa, pregunto si existieron. No los oigo, no los percibo y no los veo. Las ciudades padecen un mal en su sangre. Vuestra sangre oscura no debe salir para que las ciudades no se rompan. Una palabra basta. Sigo presenciando el destino, aunque los dioses se fueron y nadie decide nuestro mal. No tengo enemigos ahora, delante estoy yo, o todos mis abismos. Cuando la caída comience será mi propio peso el que me venza. Sé que mi tristeza no está decidida, la pregunta es cuanto tiempo querremos vivir. Lo que nos retiene arriba a veces es suficiente para dejarnos suspendidos toda una vida. Hogares queridos: amor, deseo, miedo. El arte no es capaz, al menos no el arte tal y como lo practicamos, arte de abismo. No es suficiente. No podemos habitar el arte. El arte es un movimiento, ascenso o descenso, no puedes detenerte a descansar allí. Tampoco puedes elevarte demasiado alto porque siempre son alas de cera, alas prestadas. Cuando el sol las derrita será un justo precio el que habremos pagado. Lo sabíamos. Nadie nos engañó cuando las escogimos. Pero para vivir necesitamos parar de vez en cuando y regresar a casa. Quien no tiene casa sabe que descansar es lo mismo que morir. El movimiento cesa, la soledad cesa, la vida se calma y deja su paso a otras vidas. Otros niños crecen ahora en vientres cálidos. La esperanza crecerá de nuevo arropada en cuentos. Algunos se mantendrán y engendrarán nuevas vidas. Merece la pena, eso también merece la pena. Todo lo que evita la intemperie lo merece. También las máscaras. Hace frío fuera, hay que intentar viejas apuestas. Ójala me quede en el miedo, ójala me retenga. No sabré oponerme a esa expulsión y fuera no hay otra vida posible. No es conformismo, es desencanto. Tengo treinta años y certeza de muerte. Esa ausencia dulce en la que volveré al oro.
A. Lecto, Las furias.

4 Comments:

  • ¡Ah, de la Casa! Nadie me responde. Pero cómo decir que las preguntas también pueden ser erróneas, o que lo erróneo puede ser pretender responderlas. Agarrarse al miedo, vivir el miedo, en el miedo, desde el miedo al deseo y el amor... La soledad produce monstruos, enormes máscaras que son su verdadero rostro, dedos ramados que arañan lentamente la piel desde dentro. Pero ¿y si al desprenderse del miedo, al desasirse uno, espítitu emancipado y luego emancipado del espíritu, no hay caída? ¿Y si la cera de tus alas fuera en verdad plumas que el miedo ha llenado de resina? ¿Y si resulta que el sol quiere abrazar y sostener tu cuerpo herido? ¿Y si que Ícaro fracasara no significa en realidad que otro puede triunfar? No hay respuestas, ni preguntas, acaso sólo misterios a los que evitamos nombrar. Porque, al nombrarlo, el monstruo se desvanece y uno advierte que todo ese miedo estaba construido sobre nada para esconder nada. Que el monstruo era uno mismo.

    By Anonymous Anonymous, at 11:25 AM  

  • Nada más lejos de la intención de este mezquino semihéroe que herir la sensibilidad de un alma tan pura como la del señor Lecto, treintañero de buen ver, cuyas cuitas y desventuras merecen todo mi respeto. A la misma distancia mi ilustre polemista, a quien respeto y quien me agrada con su presencia, con su verbo, su sabiduría, sentido común, saber estar, con su entusiasmo y su laico misticismo. No pretendí negar el miedo, de acuerdo que surge de la pérdida de la capacidad para entrañar lo extraño.
    Sólo juzgué apropiado exponer que el miedo no ha de ser nunca vagón, nunca puerto. Acaso estación de tránsito o pasarela de trasbordo. Porque el miedo ha de ser paso previo a la esperanza. No una esperanza ilusa, ni una confiada. No una certeza. Sino una esperanza a la expectativa, atenta, preparada para captar los fugaces instantes sublimes de revelación que nuestro atrofiado, fragmentado, disociado ser aún es capaz de captar; para, a través de ellos, adelantar a Ícaro veloces, reírnos de sus sebosas alas humanas y abrazarnos al calor de lo que un día nos perteneció.
    Nada está en los libros, al menos nada que no esté también fuera. Y Alonso Quijano lo demostró.

    By Anonymous Anonymous, at 2:30 PM  

  • Me parece una discusión interesante, pero os se pondréis de acuerdo, habláis de lo mismo desde perspectivas irreconciliables. ¡Aclaráos! ¿Don Quijote es/no es Alonso Quijano?, ese es el problema...
    A propósito, A. Lecto creo que debe ser Adriana Lecto, la poeta italiana. A mí me encanta. ¿Las furias fue su último libro? Tengo entendido que murió muy joven. Un saludo, me encanta vuestro blog, seguid así, chicas.

    By Anonymous Anonymous, at 8:34 AM  

  • Hmm...

    By Blogger Brian, at 8:40 AM  

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