Floridentes

Sunday, October 15, 2006

Daimon del domingo

[...] y lo extraño es que el hombre que es concebido por accidente y de quien cada aliento es como lanzar los dados previamente cargados contra uno mismo no se enfrentará con la apuesta final que se conoce de antemano ha de hacerla frente sin intentar otros recursos desde la violencia hasta las trampas mezquinas que no engañarían ni a un niño hasta que algún día verdaderamente asqueado arriesgue todo a una sola carta nadie hace eso por la rabia de la desesperación o por remordimiento o por aflicción solamente lo hace cuando se ha dado cuenta de que ni la desesperación ni el remordimiento ni la aflicción son especialmente importantes para el tahúr vestido de negro [...] WILLIAM FAULKNER, El ruido y la furia, pág. 217 (Cátedra).

Un instante

Nace el otoño.
Se deslizan las nubes
y se ve el viento.

aki tatsu ya
kumo wa nagarete
kaze miyuru

CHORA.